Elvis fue enterrado en el panteón propiedad de la familia Presley en el cementerio de Forest Hill en el cual descansaban ya los restos de su madre. Debido a los problemas de seguridad, el 2 de octubre de 1977, Vernon decide trasladar los restos de su hijo y de Gladys a Graceland, para que continúen su descanso eterno en una zona acondicionada del Jardín de Meditación; al igual que también sería trasladado el Cristo de mármol de la parcela de la familia Presley en Forest Hill. En la parte superior de la tumba del Rey del Rock, una llama eterna dentro de un recipiente de vidrio hexagonal honra por siempre su memoria.
Tras la muerte de Elvis, su padre se convirtió en albacea de sus bienes. Pero al fallecer Vernon en 1979, Priscilla, por propia decisión de éste, quedó como gestora de la herencia de Lisa Marie hasta que ésta alcanzase la mayoría de edad. Vernon fue enterrado junto a su mujer e hijo. La abuela Minnie Mae, que moriría al año siguiente, descansa también en el Jardín de Meditación. Una placa en memoria del hermano gemelo de Elvis, Jesse Garon, reposa junto a la tumba de Gladys.
La década de los 80 comenzaba y el futuro de Graceland pintaba muy oscuro. Mantener Graceland suponía a la familia Presley un gasto de 500.000 dólares al año, por lo que para 1982 la herencia que Elvis había dejado a Lisa Marie se había reducido a 1.000.000$. Había que tomar una decisión con urgencia; vender o buscar la manera de seguir generando ingresos. Priscilla tomó las riendas de la difícil situación y comenzó a sondear la posibilidad de convertir Graceland en casa-museo. Contrató al director ejecutivo Jack Soden para que éste le ayudase a dar impulso a esa idea.
Graceland se abrió al público el 7 de junio de 1982 y a las cuatro semanas de su apertura ya había recuperado todo el dinero invertido en el proyecto. Más de veinte años después y tras 18.000.000 de visitas, la mansión está valorada en 100 millones de dólares.
Priscilla se convirtió así en la primera presidenta de Elvis Presley Enterprises, cargo que ostentó hasta el año 1998. Durante esos 16 años al frente de la EPE no tan solo consiguió salvar Graceland sino también convertir la figura de Elvis en una fuente constante de ingresos por fortuna para herederos, empresarios y fans de todo el mundo que tienen un lugar donde peregrinar cada mes de agosto manteniendo así viva la memoria del artista más grande de todos los tiempos.