Corría el mes de marzo de 1957 cuando los padres de Elvis, Vernon y Gladys, a petición de su propio hijo, andaban buscando una nueva casa que les facilitase un ambiente de privacidad e intimidad que, por aquel entonces, prácticamente no tenían. Con un presupuesto de 100.000 dólares, su búsqueda les llevaría a las afueras de Memphis, concretamente a 14,5 kilómetros del centro de la ciudad, por la carretera 51 Sur hasta la mismísima finca construida en 1939 y que ahora estaba en venta.
La arrolladora ascensión al estrellato de nuestro ídolo a principios de 1956 facilitó la compra de la primera propiedad de la familia Presley, una casa en el número 1034 de Audubon Drive por la que se pagaron 40.000 dólares. Debido a que la fama y popularidad del artista crecía a un ritmo desenfrenado, la intimidad se convirtió en algo anhelado. Una gran multitud de fans, periodistas y fotógrafos se congregaban a todas horas a las puertas de la casa lo que propició que los vecinos, viendo alterado su tranquilo estilo de vida, no tardasen en presentar varias quejas. Elvis decidió buscar una propiedad más adecuada por lo que a principios de 1957 encomendó a sus padres la tarea de buscar una nueva residencia.
Cuando Elvis regresó a Memphis tras finalizar el rodaje de su segundo film, Loving You, acudió con sus padres a ver la mansión de la que tanto le habían hablado. Rápidamente quedó prendado de lo que allí vio. Pero por aquel entonces, las negociaciones para la venta de la casa a la Asociación de Jóvenes Cristianos (YMCA) estaban muy avanzadas; pese a ello Elvis supo contrarrestar ese acuerdo subiendo significativamente su oferta. El 19 de marzo se efectuó un depósito de 1.000 dólares y el día 26, tras abonar en efectivo 10.000 dólares, además de los 55.000$ que consiguieron tras la venta de la casa de Audubon y pedir una hipoteca de 37.500$, se cerró la compra abonando la totalidad de 102.500$ a la señora Ruth Brown Moore por las 13,8 hectáreas de terreno además de la mansión.
Tras la adquisición de Graceland, las remodelaciones no tardaron en llegar; lo primero fue la construcción de un muro que rodease la finca y la instalación de las famosas puertas de hierro forjado de temática musical en la entrada de la misma. Éstas fueron diseñadas por Abe Saucer y fabricadas por la Tennesse Fabricating Company que originalmente serían pintadas de rojo, e incluirían apertura automática. La oficina de Vernon, anexos, la piscina, la sala de racquetball, la jungle room…El hogar del rey del rock jamás dejó de crecer ni de renovar su aspecto. Una de las remodelaciones más queridas por Elvis fue la creación del Jardín de Meditación, lugar donde podía pasear y reflexionar sobre sus muchas dudas espirituales y existenciales. Fue diseñado y construido por el arquitecto Bernard Grenadier a mediados de los 60.
Finalmente, el 16 de mayo de ese año 57, mientras Elvis se encontraba en Hollywood rodando Jailhouse Rock, sus padres y su abuela Minnie Mae Presley se trasladaron a la casa.
La tan ansiada intimidad por fin llegó con el traslado a Graceland, aunque ello no privó que durante los siguientes veinte años, los fans acudiesen a las puertas de la finca con la esperanza de ver salir o entrar en coche a su ídolo o, incluso, se acercase a firmar autógrafos como siempre fue costumbre en él. Veinte años en los que Graceland se convirtió en el castillo del Rey, donde se rodeó de una corte de amigos y ayudantes que satisfacían día y noche todas sus necesidades. Gigantescos robles centenarios, ondulantes praderas de hierba, fríos inviernos y calurosos veranos…durante dos décadas fueron testigos de un reinado que vivió momentos entrañables y momentos que quedaron grabados en la memoria de todos los que quisieron y seguimos queriendo a Elvis; los añorados días en los que Gladys le preparaba sus platos favoritos, su marcha al ejército, la triste pérdida de su madre, la famosa rueda de prensa en el despacho de Vernon el 8 de marzo de 1960, las carreras en carricoche, los paseos a caballo, las guerras de cohetes, la recepción de boda el 29 de mayo de 1967 para todos aquellos que no pudieron asistir a Las Vegas, los primeros pasos de Lisa Marie, el resurgir de su carrera tras el éxito del especial de la NBC, la marcha de Priscilla y el día que su corazón dejó de latir ese triste 16 de agosto de 1977...historias que han traspasado las paredes de la mansión y que han entrado en el corazón de millones de fans de todo el mundo.